A veces, en la clandestinidad, me gustaría no enterarme de ciertas cosas. Todavía no entiendo que hice y que hago aquí. ¿Serás tú el motivo que me ata a este lugar?
No quiero que pase eso, no no y no.
A veces, en la clandestinidad, me gustaría no enterarme de ciertas cosas, pero me entero y sin querer queriendo, como diría ese niño de la gorra.
Odio el amor a la mexicana, de cumbia, tabaco y sol. Creo que fue una ilusión, un espejismo, una treta del destino.
Quedan pocos días, se cierra el segundo mes, de esta segunda década, de este siglo XXI. Y por vigésimo segunda vez, el naufrago sigue nadando.
A veces, en la clandestinidad, me gustaría no enterarme de ciertas cosas. Pero, desgraciadamente, siempre me entero, y es que como diría mi compañero, yo soy el búho que todo lo sabe.
Rayos y centellas! maldita publicidad!...
sábado, 20 de febrero de 2010
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bueno! yo también odio el amor a la mexicana...pero como se consumen esas novelas no?... siempre acaban en lo mismo...se casan y son felices...fin cachufin!...
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