Abril es el peor mes del año para mi compadre. Él arrancó el segundo trimestre, literalmente, fallecido. Pasaron situaciones desagradables y ocurrieron cambios insospechados. Unas elecciones para el olvido, un desamor más y una melancolía que no puede describir con palabras hacen que aquel sujeto parezca más serio de lo que comúnmente es. Practicamente el dolor embarga su putrefacto ser.
Abril trajo consigo idas y vueltas que subyugaron en su entorno; sin embargo, fue liberado de la prisión en la que se encontraba, se quitó (o le quitaron) la venda de los ojos y ahora puede ver un poco de luz, luego de observar tan solo oscuridad.
Él no sabe que hacer, ¿esperar sentado? ni hablar. Por lo pronto, él volverá en mayo, me lo acaba de decir.
jueves, 21 de abril de 2011
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